martes, 18 de septiembre de 2012

Argentina y la deuda externa - el Tratamiento de Alfonsìn y Menem



 este trabajo lo realizamos con mi amigo Matata!

En dicho trabajo trataremos de aproximarnos a la idea  de que la deuda externa se convierte en un mecanismo de dominación; entre el período 1983-1992 entendiendo  a la misma  no sólo como un problema  económico-financiero  sino  además como un problema político y social;  y cómo es utilizada ésta como una excusa para lograr otros objetivos: la reforma del Estado, la venta de las empresas públicas, ajustes estructurales, etc.
Para lo cual  presentaremos cómo antecedente  el  período 1976-1983 para dar cuenta del contexto donde se incrementó de manera exponencial la deuda externa.




La explosión de la deuda externa

En el año 1976, con el Golpe Cívico Militar, todos los ministerios fueron ocupados por militares menos el Ministerio de Economía, en ese momento la deuda era de 8.204 millones de dólares;  la misma empezó a crecer con la “tablita de Martínez de Hoz”[1] que les garantizaba a los usureros traer dólares de afuera cambiarlos a pesos y después pasarlos a dólares, pero ya con el incremento de los intereses.
Éste fue el período donde la deuda “explotó”; la política llevada a cabo  por Martínez de Hoz, inicia el proceso de destrucción del aparato productivo para dar paso a una política especulativa que dejó desquebrajado al país.
Tanto el Ministro de Economía como el de Secretario de Estado para la Coordinación y la Programación Económica, Guillermo W. Kleim[2], fueron los que gestionaban los préstamos de las empresas públicas. Así entramos en una etapa de “endeudamiento forzado” donde por ejemplo la empresa YPF[3] (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) fue forzada a ello aunque disponía de recursos para abastecer su propio desarrollo;  Toussaint sostiene que  : “Casi ningún monto de esa deuda de divisas extranjeras fue a parar a la caja de la empresa; quedaron en manos de los dictadores” (Toussaint,1998:189).
Dicho endeudamiento se efectuó (así lo justificaba el Gobierno y el FMI) para garantizar el aumento de reservas en divisas extranjeras y así poder sostener la política de apertura económica. ¿Cuál fue la lógica de este endeudamiento?
Podemos presentar algunas conclusiones: el enriquecimiento personal de los funcionarios fue a costa de los créditos recibidos por la Banca Internacional; la apertura económica y el endeudamiento que recomendaba el FMI servía para mostrarse al mundo como un país confiable a los ojos de los países industrializados.





 Cuadro evolución de la deuda Argentina en el período de  la Dictadura Militar:

Año
Deuda en dólares


1976
8,2 mil millones
1983
43,5 mil millones





Fuente: elaboración propia en base a  datos obtenidos del libro: “Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron. Quénes y como la contrajeron”. Olmos, Alejandro

La crisis de la deuda

La misma se inicia en agosto de 1982 cuando el gobierno mexicano anuncia que no está en condiciones de afrontar los compromisos financieros internacionales.
Frente a la declaración de moratoria del país mexicano el resto de los países latinoamericanos salieron a renegociar su deuda. Fondo Monetario Internacional, en adelante FMI y el Banco Mundial, en adelante BM  se convirtieron en los recaudadores de la deuda del “Tercer Mundo”.
 El gobierno argentino comenzó un proceso de refinanciamiento que culminó con la estatización de la deuda privada. 
Domingo Felipe Cavallo siendo Presidente del Banco Central  inició el proceso de  la estatización de la deuda privada, creada artificialmente en su mayoría. Ésta fue la antesala para la definitiva estatización que la llevó adelante el Gobierno de Alfonsín con Juan Vital Sourrouille como Ministro de Economía y Luis Machinea[4] como Presidente del Banco Central. El 1ro  de julio de 1985 se estatizó formalmente la deuda externa del sector privado. Podemos mencionar a modo de ejemplo algunas de las empresas privadas que se vieron favorecidas: Renault Argentina S.A., Cargil S.A., Fiat, Isin (vinculada al grupo Macri y a Fiat), Petrolera Pérez Companc, etc.
Así lo explica Alejandro Olmos “Por la com. A-251 del Banco Central se cancelaron compromisos con el exterior, refinanciándose otros, mediante la entrega a los acreedores externos de títulos del Estado. Por supuesto acreedores externos de deudores privados, de lo que resulta que el Estado se hizo cargo de deudas que no tenía y que eran las deudas de las empresas privadas.” (Olmos, 2006: 116)

                              
La ilegalidad de la deuda externa

En el año 1982 el periodista Alejandro Olmos se presenta como denunciante para que se investigue de qué manera fue contraía la deuda externa “Olmos, Alejandro s/ denuncia causa judicial “nº 14467 (expediente: nº 7723) de la Justicia Federal.
La investigación que inicia Olmos ha arrojado, luego de analizar pruebas fehacientes el carácter fraudulento “de una supuesta deuda que el país no tiene, ya que para que exista tal deuda, la misma debe ser lícita en su origen, y por las condiciones en que se concretaron los préstamos, se trata de una deuda fraguada, para salvar a la banca internacional (…) una deuda fraudulenta, iniciada por un gobierno de facto y aumentada exponencialmente por los gobiernos constitucionales que la negociaron. Y, atendiendo a tales negociaciones, es preciso tener en cuenta que los actos ilícitos no pueden generar jamás una obligación lícita”  (FOERSTER JUAN CARLOS  funcionario Judicial que tuvo a cargo la causa 14467)
En la causa que Olmos presenta figuran las siguientes acciones fraudulentas que han quedado probadas:
-El endeudamiento del país para resolver los problemas de exceso de liquidez de la Banca Internacional, según la propia declaración de Martinez de Hoz
-El actuar arbitrario e ilegítimo, por acción y omisión de los máximos responsables de la conducción política, administrativa y económica de la Nación , asi como de directivos y niveles gerenciales de determinadas empresas y organismos del Estado, en el período en cuestión.
-Que no se tuvo reparos en el incumplimiento de la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina
-La inexistencia de registros contables de la deuda externa que determinó un acto judicial disponiendo el relevamiento de la deuda externa pública y privada.
-La existencia de una “liberta negra” para registrar la colocación en el exterior de las reservas internacionales
-Las empresas públicas, con el objeto de sostener una política económica eran obligadas a endeudarse para obtener divisas que quedaban en el Banco Central, y luego volcadas al mercado de cambios.
-La falta de control sobre la deuda contraída con avales del Estado para las empresas privadas de primer nivel

Fuente: Prólogo 1ro “La Lucha contra la usura internacional” por Juan Carlos Foerster en “Todo lo que Usted quiso saber sobre la Deuda Externa (…) (2006:11 y 12)”

Cuando se estaba gestando el proceso de transición de la dictadura militar hacia un gobierno elegido democráticamente,  casi todos los partidos políticos mencionaban la necesidad de determinar qué parte de la deuda era legitima y cual ilegítima.
El 23 de febrero de 1984 el Senado aprueba la conformación de la “Comisión Investigadora de Ilícitos Económicos”, sin embargo la comisión creada nunca entró en funcionamiento.
 De ahora en adelante veremos cómo tanto en el Gobierno de Alfonsín (1983-1989) y el primer Gobierno de Carlos S. Menem (1989-1994), no ha estado dentro de sus programas gubernativos deshondar cuál fue el origen de la deuda externa, sino que bajo presión de los organismos internacionales de crédito la han refinanciado.

Alfonsín y la pesada herencia

Como argumenta, Mignone la caída de la dictadura militar argentina fue el resultado de sus propios errores “no fue como consecuencia de un levantamiento popular ni debido a la acción de los partidos políticos opositores o de las organizaciones de derechos humanos” (Mignone: 143).
Como consecuencia de esta crisis dentro de las Fuerzas Armadas, se retira Eduardo Viola de la Presidencia y el 22 de Junio de 1982 asume Bignone como Presidente de facto; con este panorama al otro día de la asunción de Bignone se reúne la Multipartidaria (en alianza con la CGT-Brasil), solicitando la finalización del estado de sitio , la legalización de la actividad política y sindical, y el llamamiento a elecciones.
Ante esta situación de represión, secuestros, torturas y desapariciones; de políticas económicas de  estancamiento productivo, cierre de empresas, desocupación  se acrecienta aún más la debilidad del Gobierno de facto sumado a la derrota de la Guerra de Malvinas.
Pasaron un año y cuatro meses para que se realizaran elecciones libres en las cuales se proclamó triunfante la fórmula: Alfonsín-Martínez de la Unión Cívica Radical, con el 51,8% de los votos frente a la fórmula del Partido Justicialista Luder-Bittel, que obtuvo el 40,2 % de los votos.  A partir del  30 de Octubre de 1983 se comenzaban a descontar los días para el retorno de la Democracia.
El 10 de Diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumía como Presidente elegido por el voto popular, luego de que las “urnas estuvieran guardadas” seis años,  le esperaba a Alfonsín resolver varias cuestiones políticas: la sociedad quería saber la verdad de lo que había sucedido durante la época de la dictadura; las “Madres” querían saber a dónde estaban sus hijos; y el pueblo necesitaba una reparación ante el horror padecido.
El problema económico más significativo era el de la deuda externa, ya que los pagos de intereses equivalían (y se llevaban el) al 50% de las divisas de las exportaciones.
“La idea del Presidente era reeditar las anteriores concepciones del radicalismo en materia económica, que hacían eje sobre las nociones de crecimiento y distribución” (Madoery: 64). Alfonsín nombra a Bernardo Grinspun en la cartera económica, un economista con un arraigo al Partido Radical. Los objetivos que se planteaba el Gobierno eran: eliminar la inflación, incentivar la capacidad productiva del país, promover la plena ocupación, redistribuir el ingreso. La idea principal de Alfonsín era: “sobretodo en esta primera etapa controlar y reducir el gasto público” (Madoery: 64).
Hacia 1983 la deuda externa que en diciembre de 1981 sumaba 35.671 millones de dólares, ascendía  a 43.634 millones de dólares.
Cuando Alfonsín asume la presidencia, -como testimonia Alejandro Olmos Gaona (h)-el Ministro de Economía Grinspun inicia una auditoria de la deuda privada  manda a peritos del Banco Central a investigar la misma; los cuales en el primer año y medio de trabajo  determinan que el 90% de la estatización de la deuda privada no respondía a operaciones normales. Dichas operaciones fueron armadas a favor de los grandes grupos económicos (Macri, Perez Compac, Papel Prensa) y transferidas al Estado y pagadas por toda la sociedad. Sin embargo, al igual que la Comisión creada en el Senado la misma no prosperó y como hemos descripto más arriba durante ése Gobierno se estatizó definitivamente.
Los Organismos Internaciones iniciaron rápidamente conversaciones con el Gobierno Democrático, ya que tanto en los Estados Unidos como en el FMI “existía buena disposición hacia el retorno a la Argentina de la Democracia” (Muro de Nadal, 1997: 295). Con este “visto bueno”,  se iniciaron las conversaciones para tratar los plazos de pagos e intereses.
Las políticas del Ministro Grinspun seguían una lógica redistributiva, incrementó el número de empleados en el sector público y recompuso el poder adquisitivo. El aumento público no se condecía con los intereses de los sectores empresariales, que claramente no estaban dispuestos a pagar altos impuestos para financiar dicha política económica. Por lo tanto para evitar  las pérdidas que le significaba el aumento de los impuestos decidieron una suba  en los precios y desataron  así un proceso inflacionario.
El Ministro trató de negociar con los acreedores externos, sin ánimos de ceder a las exigencias del FMI, pero finalmente tuvo que aceptar las mismas  y aplicar  una drástica reducción de los gastos del Estado y de esta manera  en el año 1984 firma un acuerdo. Esta firma se hizo bajo la amenaza por parte del organismo internacional de no conceder más préstamos sino se ejecutaban sus exigencias.
En materia económica, en el año 1984 la inflación trepó al 1000 % anual, en el siguiente año el panorama empeoró: creció el déficit fiscal.
La salida forzada de Grinspun fue reemplazada por Sourrouille, quien  fue el encargado de poner en práctica una serie de ajustes estructurales con el fin de lograr la estabilidad económica. Se sucedieron entonces el “Plan Austral” (1985-1988): el gobierno se comprometía a dejar de emitir billetes y eliminar el déficit del Estado. Éste fue el preámbulo que condicionó tanto a los gobiernos de Alfonsín y luego de Menem a seguir con dicha política “solicitada” por el FMI.
Con Sourrouille se inaugura la adopción de medidas reclamadas de los Organismos Financieros Internacionales coincidiendo con Madoery (67), se constituye un punto de inflexión entre: la preocupación por el problema de la distribución a la preocupación por el problema de la acumulación, una medida que hacia anclaje para despegar hacia un proceso de industrialización, para que la Argentina se conecte con el desarrollo mundial. La consolidación de la democracia se: “fue asociando, poco a poco, a la búsqueda de una reinserción económica y diplomática de Argentina en el sistema internacional que abandonara las políticas mercadointernistas y autonomistas, cuyas bases internas se habían debilitado agudamente merced al proceso de dictatorial” (Rapoport; Spiguel, 2005: 73, 74).
El “Plan Austral” tuvo un inicio relativamente exitoso, pero no logró contener la situación  inflacionaria ni: “los bajos niveles de salario e inversión, y las complicadas posibilidades para el desarrollo económico en las que se combinaban las caídas de los precios internacionales para las exportaciones agropecuarias, con el peso de la deuda externa” (González Lebrero, 2003:147)
Frente a dicho panorama hacia fines del año 1987 se consuma el diseño de reformas estructurales, cediendo a las presiones de los acreedores externos; se puso en marcha la apertura económica, que venía siendo reclamada por los Organismos Internacionales; se hizo eco de dicho reclamo también el empresariado argentino que demandaba la reducción del gasto público.
La derrota que sufrió el radicalismo en el año 1987 en las elecciones legislativas daba cuenta que había en el escenario nacional un descontento por parte del sector popular frente a la aplicación de los  ajustes estructurales.
Podemos citar  ya que durante el Gobierno de Alfonsín hubo un intento privatizador que impulsó sin éxito el Ministro de Obras Públicas, Rodolfo Terragno de las empresas públicas como Aerolíneas Argentina, Entel, los Ferrocarriles, YPF, Fabricaciones Militares y Flota Mercante.
Con el fin de contener el proceso inflacionario que el “Plan Austral” no había podido lograr en Agosto de 1988 el Gobierno lanza el “Plan Primavera”, el mismo contó con el apoyo de los principales beneficiados por la estatización de la deuda y de la Cámara de Comercio, frente a las organizaciones ruralistas que manifestaron su rechazo.
Se trató de una concertación de precios, se ejerció el control de las tarifas públicas, se unificó el  tipo de cambio y así se logró reducir la inflación, el déficit fiscal y reactivar parcialmente la economía.
En Septiembre de 1988 en una Asamblea en Berlín el FMI y el BM aprobaron un préstamo de 1252 millones de dólares que (claramente) obligaba a la Argentina a concretar una serie de metas: la aprobación del presupuesto de 1989 antes de fin de 1988, la reducción del déficit fiscal al 2,4% en 1989, el aumento de la recaudación, y la  rebaja de aranceles. Ante el incumplimiento de las metas -para esta época el “Plan Primavera” presentaba claros síntomas de debilitamiento- el BM  anunció que suspendía los desembolsos a la Argentina "por incumplimiento de condiciones". Del total del préstamo “prometido” sólo se desembolsaron  150 millones de dólares  para la política comercial y 104 millones de dólares  para energía eléctrica.
En el año 1989 el Secretario  del Tesoro de los Estados Unidos lanza un programa de “ayuda” para los países que no pueden pagar la deuda. Como el Gobierno de Alfonsín no había cumplido con las “recetas” estipuladas por los organismos de créditos internacionales no pudo ingresar.
Dicho Plan en verdad se trató en verdad de un: “convenio de garantías para asegurar el pago de la hipoteca de la deuda” (Rieznik, 1996: 3).
A finales del año 88 aumentó la compra de dólares ya que la gente desconfiaba en el austral, el Gobierno no contaba con la suficiente cantidad de dólares y el 6 de Febrero de 1989 Argentina entró nuevamente en un proceso de devaluación y la liberalización del tipo de cambio (en enero cada dólar equivalía a 14 Australes). La inflación acumulada que era del 10.000%  se transformó en hiperinflación que continuó hasta que Menem se asumió la presidencia. La deuda externa había llegado a los 60.000 millones de dólares.
El panorama económico era devastador, el deterioro de los salarios y el incremento de los precios fueron creciendo a pasos agigantados y el ingreso per cápita sufrió una caída del 45% aproximadamente.
La hiperinflación desembocó en un estallido social, las elecciones de Mayo, en la cual triunfa el Peronismo acentuaron la crisis. Alfonsín le propuso a Menem (que había ganado con el 47%) una espacio de “cogobierno” pero Menem no aceptó.
En Capital Federal, Córdoba, Rosario el Gran Buenos Aires, Tucumán, Mendoza, Salta y Rio Negro hubo saqueos. En mayo por una ley de emergencia se estableció el Estado de Sitio .Con este panorama de descontento social, Alfonsín entregaba anticipadamente  la presidencia y el 8 de Julio asumían Carlos S. Menem como Presidente de la República y Eduardo Duhalde la Vice Presidencia y se inauguraba  así un periodo de continuidad constitucional.

                           
Menem: obediencia sin cuestionamientos

"...Desde el Estado nacional vamos a dar el ejemplo a través de una cirugía mayor que va extirpar de raíz males que son ancestrales e intolerables. Todo aquello que puedan hacer por sí solos los particulares, no lo hará el Estado nacional..." 
MENEM, CARLOS S., fragmento del mensaje pronunciado ante la Asamblea Legislativa en La Nación, 9 de julio de 1989

El mismo año que asume Menem su primera Presidencia (1989), paradójicamente, o causalmente nace el Consenso de Washington: se denominó así a un conjunto de acuerdos convenidos por representantes de organismos estadounidenses e internacionales, con la intervención del BM, FMI, el Departamento del Tesoro y de Estado de Estados Unidos, de los Ministros de Finanzas del G-7 (los siete países más industrializados) y los presidentes de los Bancos de mayor alcance internacional.
Lo que surgió de este “consenso” fue que se daría ayuda a los países que tuvieran inconvenientes en el sector externo, pero a cambio estos países tenían que aceptar las ideas de dicho plan.
¿Cuáles eran las medidas que los países “en problemas” tenían que implementar?: Disciplina fiscal, disciplina presupuestaria, liberalización del sistema financiero, mejoramiento del sistema impositivo, reformar el Estado desregulando sus actividades, garantizar los derechos de propiedad; apertura a la entrada de inversiones extranjeras directa, cambios en las prioridades del gasto público.  Eran las ideas de la llamada economía “libre”.
El primer Ministro de Economía de Menem fue Miguel Roig, su designación había surgido de un acuerdo con el “holding” Bunge & Born, pero Roig falleció una semana después de su asunción y entonces el propio Born puso como Ministro a Néstor Rapanelli, un alto ejecutivo del grupo económico.
Vemos aquí como la designación de los Ministros de Economía de la gestión Menem, surgen de acuerdos realizados con los grupos económicos argentinos; con lo cual se condiciona el accionar en materia de políticas a implementar.
Para llevar adelante las políticas impuestas., Menem incumplió con la promesa del “Salariazo” y la “Revolución Productiva” que proponía en sus discursos electorales. Rapanelli inaugura su gestión con una serie de anuncios  para el sector público que consistía en drásticas reformas: acordó con 300 empresas congelar los precios por 90 días; y un llamamiento a paritarias entre empresas y sindicatos.
El 18 de Julio, Menem manda al Congreso dos proyectos: el de la “Reforma del Estado” y el de “Emergencia Económica”. El envío del proyecto de la “Reforma del Estado” por un lado, marca el  cambio de rumbo del Peronismo respecto a lo que habían sido las presidencias de Perón y además se le otorga al Poder Ejecutivo amplias facultades para llevar adelante un plan de privatizaciones, con lo cual se rompe con la lógica que siguieron  los legisladores peronistas cuando se opusieron a las privatizaciones que quiso implantar el Radicalismo, un tiempo atrás.
La Ley de Reforma del Estado (Nº: 23.696/89)  autorizaba la privatización de empresas de pertenencia total o parcial del Estado Nacional;  al Estado le quedaban como funciones indelegables: la educación, salud, relaciones exteriores, seguridad, preservación del medio ambiente y la promoción de la ciencia y tecnología; esta Ley fue aprobada sin el apoyo de la banca opositora. La Ley de Emergencia Económica (Nº 23.697/89) fue aprobada con algunas reformas intervinientes del radicalismo.
Se iniciaba así un camino hacia reformas estructurales que se apoyó en cuatro ejes: la transformación del papel del Estado; la estabilización de la economía; la reorganización del aparato institucional; las políticas de recursos  humanos.
La política de privatización se enfocó en  lograr la reducción del déficit fiscal. En Agosto el Ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi anunció la venta de las emisoras de radio y televisión del Estado, mientras se privatizaba Entel en manos de Maria Julia Alsogaray. También se privatizaron los ramales ferroviarios y  se produjo la desregulación de la actividad petrolera, en el mes de Septiembre. “Es así que durante los primeros años (1990-1992) se realizó el grueso de las privatizaciones, generándose una sensible reducción del endeudamiento debido a que se rescataron bonos de la deuda externa como parte de pago por las empresas transferidas a través de los programas de capitalización”(Basualdo: 12).


Plan de convertibilidad:

Domingo Cavallo asumió la cartera Económica en el mes de Febrero del año 1991, envió al Congreso un proyecto de ley de Convertibilidad, que fue aprobado con la oposición de la UCR, el Partido Intransigente, la Democracia Cristiana y claramente los Partidos de Izquierda.
El Plan trajo por fin la estabilidad económica y a la postre el retorno de los créditos y la economía comenzó a reactivarse. Una de los mecanismos que introdujo dicha ley era que el Banco Central tenía que contar con una reserva de divisas equivalentes a la moneda en circulación, y se prohibió emitir moneda sin respaldo.
Se implantó un plan que controlaba la evasión de pequeñas y medianas empresas, en cuanto a la economía de los hogares de clases media se reactivó  y se hacía presente en los viajes al exterior, en la compra de electrodomésticos en cuotas. Con este panorama de crecimiento económico y del consumo comenzó el boom de las tarjetas de crédito, etc.  
En Enero de 1992 el peso que equivalía a un dólar. Sin embrago, la otra cara de la euforia económica se evidencia en la caída del salario real, ya que los mismos a partir del año 1990 comenzaron a declinar ininterrumpidamente, tanto en el ámbito del sector estatal [5] como en el ámbito privado[6] .
De la estabilidad económica podemos evidenciar por un lado que en las elecciones de 1991 el Partido Justicialista triunfó en la mayoría de los distritos.[7] Y por otro lado, obtuvo el “visto bueno” de los Organismos Internacionales de crédito, el mismo se logra luego de un extenso programa con el FMI entre los años 1991-1992, “mediante el cual se acordó la implementación de una serie de medidas estructurales: flexibilización laboral, privatizaciones de empresas públicas y amplia apertura económica y financiera” (Nota Técnica Nº 42 . Finanzas Públicas, 2011: 6 )” En este contexto entonces la Argentina ingresa al Plan Brady “por medio del cual se canjeó la deuda pública en default por nuevos títulos”(Ibídem)

La década del noventa se inauguró con importantes cambios estructurales. En 1990 Argentina se encontraba en cesaciones de pagos esperando renegociar la deuda.
El anuncio público, para la reestructuración de la deuda con los acreedores privados  se hizo el 7 de abril de 1992 en el marco de una reunión del Banco Interamericano de Desarrollo en República Dominicana , ¡ahora sí! la Argentina  podía  ingresar al Plan Brady- este Plan lleva el Nombre del Secretario del Tesoro Norteamericano, durante la gestión de Geroge W Bush- que dio la posibilidad “de acceder nuevamente al endeudamiento externo, especialmente mediante la colocación de títulos y bonos”  (Basualdo:23) ,con lo cual se podría reducir la deuda externa. Claro que la entrada al “Plan” fue el premio luego de un año de extensas conversaciones con la banca acreedora, como consecuencia de que la Argentina estaba aplicando el nuevo plan económico que se basó en: el paso de las empresas estatales a manos privadas generando así una  óptima situación financiera y patrimonial.
El Plan Brady permitió al gobierno Norteamericano retirar de las primeras filas a sus principales entidades bancarias  y de allí para adelante, siguiendo a Basualdo ocuparon ese lugar los fondos de pensión y los fondos de inversión.
Como decíamos el anuncio del Plan se concretó en abril, pero luego la Argentino tuvo que negociar con cada uno de los 320 Bancos Acreedores cuya complacencia era necesaria para avanzar en el Plan, y de la cual el gobierno argentino tuvo que hacer concesiones que no estaban “expresadas ” en un principio: “el aspecto más propagandizado del "Brady" de marras es que implicaba lo contrario: una significativa "quita" sobre los montos adeudados, descuento que favorecería al país y era la condición para encontrar una salida al saldo del endeudamiento”.( Rieznik, 1996: 3)
Cabe mencionar que el ingreso al Plan Brady fue una decisión unilateral del poder Ejecutivo, el Congreso no fue consultado para realizar esta operación, como tampoco se trataron en el mismo  cada pedido de los préstamos.
¿A quién favorecía el Plan Brady? : ¿A los países deudores, ya que les permitía renegociar su deuda? o ¿a los Bancos para asegurarse el cobro de la deuda?
Si tenemos en cuenta el esquema que siguió esta negociación podemos aproximarnos a la idea de que en realidad el Plan Brady fue una estrategia de los acreedores internacionales para garantizarse el pago de la deuda por parte de los países que habían contraído préstamos y que se encontraban en dificultad para cancelarlos.
Por ejemplo en relación a los pasivos nacionales en el exterior  se tomaron aquellos que los acreedores  consideraban como tal, si traemos a colación lo que presentamos en los párrafos precedentes, de qué modo se contrajeron  los créditos, podemos esbozar que se estaba negociando sobre una deuda “ilegítima”. Negociar de este modo, era no tener en cuenta la ilegalidad de la deuda y la posibilidad de someter a una evaluación de la misma.
 La “quita” que logró negociar el Ministro de Economía Cavallo fue del 35% (México había negociado un 40%) sobre una parte de la deuda (no sobre el total). Ya que la quita total sobre el monto de la deuda se efectuaría si los deudores aceptaban continuar pagando a futuro  un interés variable fijado por los acreedores. Con lo cual, otra vez estamos en presencia de una proceso de renegociación asimétrico con pautas impuestas por los acreedores, que pone en evidencia a qué tipo de créditos a los cuales quedaban atados los países del tercer mundo.
Retomemos la idea, si los acreedores concedían la quita sobre el monto original de sus préstamos el país quedaba sometido en un futuro a pagar un interés que no se sabía de cuánto iba a ser.
Si analizamos el proceso de la “quita” podemos presentar la idea de que: la renegociación de una “quita” no fue tal, puesto que se trató de una deuda ilegal y de la cual, en gran parte no había registros.
 Otra variante sobre la que se estructuró el “Plan” fue la de deuda sin quita con tasas fijas. El gobierno argentino optó por esta alternativa, a cambio de una tasa anual del 4 % [8]que se mantendría durante el primer año y que luego se incrementaría hasta el 6 % desde el séptimo año hasta la culminación del plazo de pago (que se extiendo por 30 años).
El último aspecto que presenta el Plan, tiene que ver con el pago de los intereses adeudados. Para lo cual los acreedores solicitaban el pago en efectivo de 1000  millones de dólares , desde un comienzo; frente a esta condición  Cavallo sostuvo que el reordenamiento de la deuda no se haría en efectivo ya que eso significaría tocar las reservas y con lo cual afectaría el condicionamiento  del Plan de Convertibilidad vigente.  Sin embrago, los representantes argentinos estarían dispuestos a ceder y a “tocar parte de las reservas” para demostrar una prueba de compromiso.  
Otra vez estamos en presencia de un flagelo que es recurrente: ceder ante los planteamientos de los acreedores financieros externos.
A título de “buena voluntad” la Argentina estaba girando mensualmente a los Bancos[9] 60 millones de dólares, los cuales al momento de concretarse el “Plan” cesaría, sin embargo esto tampoco fue así, y la Argentina no sólo siguió pagando sino que las cuotas aumentaron a 70 millones de dólares.
En total la Argentino desembolsó unos 1500 millones de dólares (700 millones en concepto de intereses, y 800 correspondiente a los giros a los Bancos)
A los pagos efectuados que entraron en el “Plan Brady” hay que sumarles los restantes pasivos externos con el FMI, BM, Banco Interamericano de Desarrollo, el Club de Paris, además de los pasivos internos. Pero no nos adentraremos en esta explicación, ya que lo que tratamos de demostrar  es que la Argentina negoción desfavorablemente con la Banca Internacional y  como se gobernó al país de acuerdo a lo que se acordaba afuera.
Ya una vez concretada la entrada al Plan, las reformas en curso comenzaron a “perfeccionarse”.
El  Plan Brady implicó un alivio en los vencimientos de deuda de corto plazo, pero la emisión de los nuevos bonos desencadenó en  un crecimiento de la deuda pública nacional y de esta forma explotó nuevamente el en endeudamiento externo.
Dicho “Plan”pretendía ser la solución sin embrago, coincidimos con Kulfas y Schorr que: “Lejos de ello, el Plan Brady representó el inicio de una nueva etapa de endeudamiento, situación que comenzó a evidenciar señales de agotamiento en el año 2000,agudizándose hacia fines del año 2001” (Kulfas y  Schorr, 2003: 15) , con lo cual a cambio de la normalización de la situación de pago de la deuda pública la Argentina inicia un  “segundo ciclo de endeudamiento”[10] .
“La necesidad de obtener divisas para sostener el sistema cambiario, el constante déficit del sector público fueron las principales causas de esta segunda fase de endeudamiento”. Nota Técnica nº 42. Finanzas Públicas, 2011: 7)
La Ecuación fue “normalización” = (retorno al) endeudamiento.

Y al final…

…  cuál es esa deuda social a la cuál aluciamos al comienzo del trabajo?
Mientras un Gobierno decide pagar la deuda externa  (con las características que mencionamos antes)  el Pueblo se hace cargo, no sólo de una deuda que es ilegítima, no sólo de una deuda que es de las empresas privadas, sino de una deuda que se solicitó en teoría para desarrollar el crecimiento de una nación, y en realidad nada de ese dinero fue efectivamente para beneficio de sus habitantes.
Y como corolario de esta situación se desvía dinero de las arcas del Estado para responder a los Organismos Internacionales, mientras se ausentaban de las necesidades que el pueblo les reclamaba.
Como consecuencia, se desmanteló la estructura de servicios sociales, que deben ser brindados por el Estado; se dejó de prestar atención a las instituciones educativas, a los Hospitales, etc…El Estado Argentino se quedó sin el patrimonio de las empresas públicas, se quedó sin trenes, sin empresas de servicios públicos; el fin de las privatizaciones se hizo con miras a rescatar la deuda, ¿y qué quedó? Una nación vaciada. Una nación vaciada de fondos, una nación con un fuerte índice de desocupados tras el cierre de empresas y tras la privatización de empresas públicas (que además de brindar servicios, cumplía una función social que es la inserción de empleados que se ven contenidos en esa esfera laboral en el ámbito estatal).La privatización de las empresas dejó a libre albedrio de las mismas la fijación de tarifas de los servicios, ya no había un Estado que regulara los mismos.
Argentina se encontraba con (sin); Aerolíneas Argentinas, Aguas Argentinas, los Ferrocarriles, el Gas del Estado, la Empresa  de telefonía, la Televisión, en manos de empresas privadas. Todo esto  era del Estado nacional y todo esto se vendió.
La apertura a las mercancías extranjeras generó un proceso de destrucción de las empresas nacionales que muchas de ellas se vieron obligadas a cerrar sus puertas.
Sueños de libertad, independencia y autonomía nacional parecieran ser un objetivo muy lejano para un país que en su última dictadura militar ha padecido el exterminio de más de 30 mil personas. El miedo conjugado con el vaciamiento dio como resultado una herencia muy difícil de digerir, donde el intento de desactivación social vino acompañado por un plan organizado de desmantelamiento del aparato productivo.  La elección fue clara abrir las fronteras para que los productos importados se encarguen de destruir a la industria nacional.
Con el retorno de la democracia la política de la memoria estará enmarcada en la constitucionalidad, que más tarde dará lugar a la creación del informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) con motivo del juicio efectuado a la Junta Militares en 1985.
El levantamiento carapintada de Semana Santa encabezado por Aldo Rico (20 de abril 1987), la insurrección en Monte Caseros (15 de enero 1988), el alzamiento encabezado por Mohamed Alí Seineldín en Villa Martelli (4 de diciembre 1988) y el asalto al cuartel de  La Tablada por el Movimiento “Todos por la Patria” (23 de enero 1989), dejaron en claro la fragilidad de la democracia. A su vez, con las Leyes de Punto Final (24 Diciembre 1986) y de Obediencia de Vida (4 Junio 1987), el poder militar apareció nuevamente diciendo presente. Ante esta realidad, con el retorno a la Democracia se pudo evidenciar las trabas para conseguir una reconstrucción integral. La falta de firmeza del gobierno también se cristalizó  en las erráticas medidas adoptadas para  manejar el rumbo económico. Donde los distintos planes implementaron no pudieron frenar la inflación, la corrida cambiaria, ni el descontento popular al ver insatisfechas sus necesidades básicas.
Justamente,  con este clima de caos económico y social (vistos como una relación de retroalimentación constante) comenzó una etapa de mayor diferenciación social producto del neoliberalismo implementado por el presidente Carlos Menem. La Derecha, que en los años 90, no hizo otra cosa que excluir aún más a la población, también les dio la venia a los militares. El gobierno de Carlos Menem tendrá una política de olvido y perdón.  La pacificación será la excusa argumentada para indultar a los militares y a los “guerrilleros” presos. Privatizaciones, desregulación, falta de castigo, no son más que algunos de los atributos del gobierno menemista. La frivolidad y la ilusión de la convertibilidad sirvieron para distraer a un pueblo que más tarde se dará cuenta del alto precio pagado por tales políticas.
Como se puede ver, las crisis económicas producidas tanto con Alfonsín como con Menem desembocan en crisis de legitimidad política y social. Las medidas erráticas de los `80 o los favores a los capitales transnacionales en la etapa de los `90, marcan a las claras la necesidad de construir una política económica seria y pensada a largo plazo. La industria de base como motor de la producción es el camino que pereciera ser el mejor.  Ya hemos visto la crisis integral, ahora es necesario tener un verdadero plan para reconstruir una nación con sólidos cimientos. 








































Bibliografía Citada:
croeconómica
-ALSOGARAY A: “Experiencias de cincuenta años de política y economía Argentina”
-BASUALDO , Eduardo: Documento de trabajo Nº 14 : trayectoria y naturaleza de la deuda externa privada en la Argentina : la década del noventa,antes y después / Eduardo Basualdo ; Cecilia Nahón; Hugo Nochteff - 1a ed. - Buenos Aires : FLACSO - Fac. Latinoamericana de Ciencias Sociales, 2006
-MADOERY, O: “Estado y grupos económicos 1983/1989” (Bibliografía recomendada por la cátedra)
-MIGNONE, E: “Derechos humanos y sociedad : la transición democrática” (Bibliografía recomendada por la cátedra)
-MURO DE NADAL, M: “50 años de historia económica Argentina 1946-1996. Mercedes Muro de Nadal : 1997 Sauce Grande S.A. Editores
-NOTA TÉCNICA Nº 42. FINANZAS PÚBLICAS: Secretaría de Política EconómicaSubsecretaría de Programación EconómicaDirección Nacional de Programación. Nota Técnica correspondiente al Informe Económico N° 75 del Primer Trimestre de 2011. GUZMAN, Martín; TODESCA Nicolás y MIRA Pablo. “Deuda Pública Argentina del desendeudamiento a la Estabilidad”: 2011
-OLMOS, Alejandro:  “Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron . Quiénes y cómo la contrajeron” Biblioteca del Pensamiento Nacional.Penña Lillo. Ediciones Continenta . 6ta edición 2006
-PIGNA, F (Coordinador): Bulacio, J; Cao G; Dino M; Mora C : “”Historia de la Argentina 1810-2000” Capítulo 2: La incorporación al mercado mundial .A-Z editora S.A.  2007
-RAPOPORT, M; SPIGUEL C: “Política exterior Argentina. Poder y conflictos internos (1880-2001)” Claves para todos : 2005. Ed: Capital Intelectual
-RIEZNIK Pablo : La deuda eterna: el "Plan Brady" o la pequeña historia de una gran entrega, Historia, en Razón y Revolución nro. 2, primavera de 1996, reedición electrónica.)
-  TOUSSAINT, E “Deuda externa en el tercer mundo: las finanzas contra los pueblos”: 1998 Comité para la Anulación de la Deuda Externa del Tercer Mundo-CADTM (Bruselas); Convergencia Socialista-Agrupación Política Nacional (México) Nueva Sociedad.

Bibliografía Consultada:

-MILLET,D. TOUSSAINT, E: “50 Preguntas Sobre Deuda Externa, Banco Mundial y FMI”
-CORREA, Rafael: Correa Rafael: “Ecuador: de Banana Republic a la No República”. Editorial  Debate; Bogotá. 2009

Consultas en la Web:



[1] La "tablita" se basaba en la fijación anticipada del tipo de cambio, con un cronograma de devaluaciones decrecientes que debían converger con la tasa inflacionaria en un período de ocho meses y que, al fracasar, disparó una fuerte fuga de divisas a medida que el atraso cambiario se ampliaba.
[2] se desempeño en esta función hasta el año 1981 en el mismo período dirigió una oficina de estudio privada, representando en Buenos Aires representando los intereses de los acreedores extranjeros. Con el ascenso de Alfonsín al poder: el estudio de Kleim quedó como defensor de los intereses de los extranjeros acreedores
[3] la deuda de YPF en 1976 era de: 372 millones de dólares; en 1983 esta deuda se elevaba a 6 mil millones de dólares, su deuda de multiplicó por 16 veces
[4] Durante e el proceso de endeudamiento bajo la dictadura militar Machinea se desempeñaba como Gerente de Finanzas Públicas del Banco Central
[5] El congelamiento era producto de las restricciones presupuestarias
[6] La misma reducción anual, era condición necesaria para pode competir
[7] Excepto Córdoba, Capital Federal y Chubut que triunfó el Radicalismo                             
[8] En los mercados internacionales, luego de la posguerra, sostiene Rieznik la tasa anual no superaba el 1%
[9] Álvaro Alsogaray en su libro “Experiencias de cincuenta  años de política y economía Argentina ” narra que le acerca al Ministro Cavallo un proyecto para pagar a modo simbólico una suma de 100 millones de dólares , para romper con el estancamiento en que se encontraba el país trascribimos un párrafo  “como asesor del presidente en materia de deuda externa, había estado trabajando en un ambicioso proyecto de rescate de la mayor parte de esta. El seños Bill Rhodes, coordinador de los bancos acreedores para las negociaciones sobre el cobro de la deuda, me ofreció venir a Buenos Aires a conversar sobre el sobre ese proyecto. Se basaba en rescatar la mayor parte de la deuda con los bancos mediante la capitalización de ésta en las operaciones de privatización de empresas del Estado anunciada por el gobierno (…), convenimos hacer un pago simbólico de 100 millones de dólares (…) Rhodes quedó en consultar “en principio con los bancos y llamarme cuando estuviera en condiciones de  empezar a negociar. Así lo hizo a los pocos días por lo cual empecé avanzar yo en la ejecución de ese programa.” Continua contando : “pero las ideas del Ministro eran otras. Puso reparo en el pago simbólico de 100 millones de dólares por única vez (más tarde se vería obligado 60 millones de dólares mensuales ) (…)” (ALSOGARAY: 183)
[10] entre 1990 y 200 los pasivos del sector público nacional se incrementaron desde 60.000 millones de dólares a 128.000 millones de dólares, un alza de 114 %, aunque la sobrevaluación cambiaria ocultaba parte de la magnitud de la deuda)

No hay comentarios:

Publicar un comentario