este trabajo lo realizamos con mi amigo Matata!
En dicho trabajo trataremos de aproximarnos a la idea de que la deuda externa se convierte en un
mecanismo de dominación; entre el período 1983-1992 entendiendo a la misma no sólo como un problema económico-financiero sino además como un problema político y social; y cómo es utilizada ésta como una excusa para
lograr otros objetivos: la reforma del Estado, la venta de las empresas
públicas, ajustes estructurales, etc.
Para lo cual presentaremos cómo
antecedente el período 1976-1983 para dar cuenta del
contexto donde se incrementó de manera exponencial la deuda externa.
La explosión de la
deuda externa
En el año 1976, con el
Golpe Cívico Militar, todos los ministerios fueron ocupados por militares menos
el Ministerio de Economía, en ese momento la deuda era de 8.204 millones de dólares;
la misma empezó a crecer con la “tablita
de Martínez de Hoz”[1] que les garantizaba a los
usureros traer dólares de afuera cambiarlos a pesos y después pasarlos a
dólares, pero ya con el incremento de los intereses.
Éste fue el período
donde la deuda “explotó”; la política llevada a cabo por Martínez de Hoz, inicia el proceso de
destrucción del aparato productivo para dar paso a una política especulativa
que dejó desquebrajado al país.
Tanto el Ministro de
Economía como el de Secretario de Estado para la Coordinación y la Programación
Económica, Guillermo W. Kleim[2], fueron
los que gestionaban los préstamos de las empresas públicas. Así entramos en una
etapa de “endeudamiento forzado”
donde por ejemplo la empresa YPF[3]
(Yacimientos Petrolíferos Fiscales) fue forzada a ello aunque disponía de
recursos para abastecer su propio desarrollo;
Toussaint sostiene que : “Casi
ningún monto de esa deuda de divisas extranjeras fue a parar a la caja de la
empresa; quedaron en manos de los dictadores” (Toussaint,1998:189).
Dicho endeudamiento se
efectuó (así lo justificaba el Gobierno y el FMI) para garantizar el aumento de
reservas en divisas extranjeras y así poder sostener la política de apertura económica.
¿Cuál fue la lógica de este endeudamiento?
Podemos presentar
algunas conclusiones: el enriquecimiento personal de los funcionarios fue a
costa de los créditos recibidos por la Banca Internacional; la apertura
económica y el endeudamiento que recomendaba el FMI servía para mostrarse al
mundo como un país confiable a los ojos de los países industrializados.
Cuadro
evolución de la deuda Argentina en el período de la Dictadura Militar:
Año
|
Deuda en dólares
|
|
1976
|
8,2 mil millones
|
|
1983
|
43,5 mil millones
|
Fuente: elaboración propia en base a datos obtenidos del libro: “Todo lo que usted
quiso saber sobre la deuda externa y siempre se lo ocultaron. Quénes y como la
contrajeron”. Olmos, Alejandro
La crisis de la
deuda
La misma se inicia en
agosto de 1982 cuando el gobierno mexicano anuncia que no está en condiciones
de afrontar los compromisos financieros internacionales.
Frente a la declaración
de moratoria del país mexicano el resto de los países latinoamericanos salieron
a renegociar su deuda. Fondo Monetario Internacional, en adelante FMI y el Banco
Mundial, en adelante BM se convirtieron
en los recaudadores de la deuda del “Tercer Mundo”.
El gobierno argentino comenzó un proceso de
refinanciamiento que culminó con la estatización de la deuda privada.
Domingo Felipe Cavallo siendo
Presidente del Banco Central inició el
proceso de la estatización de la deuda
privada, creada artificialmente en su mayoría. Ésta fue la antesala para la
definitiva estatización que la llevó adelante el Gobierno de Alfonsín con Juan
Vital Sourrouille como Ministro de Economía y Luis Machinea[4] como
Presidente del Banco Central. El 1ro de
julio de 1985 se estatizó formalmente la deuda externa del sector privado.
Podemos mencionar a modo de ejemplo algunas de las empresas privadas que se
vieron favorecidas: Renault Argentina S.A., Cargil S.A., Fiat, Isin (vinculada
al grupo Macri y a Fiat), Petrolera Pérez Companc, etc.
Así lo explica
Alejandro Olmos “Por la com. A-251 del
Banco Central se cancelaron compromisos con el exterior, refinanciándose otros,
mediante la entrega a los acreedores externos de títulos del Estado. Por
supuesto acreedores externos de deudores privados, de lo que resulta que el
Estado se hizo cargo de deudas que no tenía y que eran las deudas de las
empresas privadas.” (Olmos, 2006: 116)
La ilegalidad de la
deuda externa
En el año 1982 el
periodista Alejandro Olmos se presenta como denunciante para que se investigue
de qué manera fue contraía la deuda externa “Olmos,
Alejandro s/ denuncia causa judicial “nº 14467 (expediente: nº 7723) de la
Justicia Federal.
La investigación que
inicia Olmos ha arrojado, luego de analizar pruebas fehacientes el carácter
fraudulento “de una supuesta deuda que el
país no tiene, ya que para que exista tal deuda, la misma debe ser lícita en su
origen, y por las condiciones en que se concretaron los préstamos, se trata de
una deuda fraguada, para salvar a la banca internacional (…) una deuda
fraudulenta, iniciada por un gobierno de facto y aumentada exponencialmente por
los gobiernos constitucionales que la negociaron. Y, atendiendo a tales
negociaciones, es preciso tener en cuenta que los actos ilícitos no pueden
generar jamás una obligación lícita”
(FOERSTER JUAN CARLOS funcionario
Judicial que tuvo a cargo la causa 14467)
En la causa que Olmos
presenta figuran las siguientes acciones fraudulentas que han quedado probadas:
-El endeudamiento del país para resolver
los problemas de exceso de liquidez de la Banca Internacional, según la propia
declaración de Martinez de Hoz
-El actuar arbitrario e ilegítimo, por
acción y omisión de los máximos responsables de la conducción política,
administrativa y económica de la Nación , asi como de directivos y niveles
gerenciales de determinadas empresas y organismos del Estado, en el período en
cuestión.
-Que no se tuvo reparos en el
incumplimiento de la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina
-La inexistencia de registros contables de
la deuda externa que determinó un acto judicial disponiendo el relevamiento de
la deuda externa pública y privada.
-La existencia de una “liberta negra” para
registrar la colocación en el exterior de las reservas internacionales
-Las empresas públicas, con el objeto de
sostener una política económica eran obligadas a endeudarse para obtener
divisas que quedaban en el Banco Central, y luego volcadas al mercado de
cambios.
-La falta de control sobre la deuda
contraída con avales del Estado para las empresas privadas de primer nivel
Fuente: Prólogo 1ro “La Lucha contra la usura
internacional” por Juan Carlos Foerster en “Todo lo que Usted quiso saber sobre
la Deuda Externa (…) (2006:11 y 12)”
Cuando se estaba
gestando el proceso de transición de la dictadura militar hacia un gobierno
elegido democráticamente, casi todos los
partidos políticos mencionaban la necesidad de determinar qué parte de la deuda
era legitima y cual ilegítima.
El 23 de febrero de
1984 el Senado aprueba la conformación de la “Comisión Investigadora de
Ilícitos Económicos”, sin embargo la comisión creada nunca entró en
funcionamiento.
De ahora en adelante veremos cómo tanto en el
Gobierno de Alfonsín (1983-1989) y el primer Gobierno de Carlos S. Menem
(1989-1994), no ha estado dentro de sus programas gubernativos deshondar cuál
fue el origen de la deuda externa, sino que bajo presión de los organismos
internacionales de crédito la han refinanciado.
Alfonsín y la pesada
herencia
Como argumenta, Mignone
la caída de la dictadura militar argentina fue el resultado de sus propios
errores “no fue como consecuencia de un
levantamiento popular ni debido a la acción de los partidos políticos
opositores o de las organizaciones de derechos humanos” (Mignone: 143).
Como consecuencia de
esta crisis dentro de las Fuerzas Armadas, se retira Eduardo Viola de la Presidencia
y el 22 de Junio de 1982 asume Bignone como Presidente de facto; con este
panorama al otro día de la asunción de Bignone se reúne la Multipartidaria (en
alianza con la CGT-Brasil), solicitando la finalización del estado de sitio ,
la legalización de la actividad política y sindical, y el llamamiento a
elecciones.
Ante esta situación de represión,
secuestros, torturas y desapariciones; de políticas económicas de estancamiento productivo, cierre de empresas,
desocupación se acrecienta aún más la
debilidad del Gobierno de facto sumado a la derrota de la Guerra de Malvinas.
Pasaron un año y cuatro
meses para que se realizaran elecciones libres en las cuales se proclamó triunfante
la fórmula: Alfonsín-Martínez de la Unión Cívica Radical, con el 51,8% de los
votos frente a la fórmula del Partido Justicialista Luder-Bittel, que obtuvo el
40,2 % de los votos. A partir del 30 de Octubre de 1983 se comenzaban a
descontar los días para el retorno de la Democracia.
El 10 de Diciembre de
1983 Raúl Alfonsín asumía como Presidente elegido por el voto popular, luego de
que las “urnas estuvieran guardadas”
seis años, le esperaba a Alfonsín resolver
varias cuestiones políticas: la sociedad quería saber la verdad de lo que había
sucedido durante la época de la dictadura; las “Madres” querían saber a dónde
estaban sus hijos; y el pueblo necesitaba una reparación ante el horror
padecido.
El problema económico
más significativo era el de la deuda externa, ya que los pagos de intereses
equivalían (y se llevaban el) al 50% de las divisas de las exportaciones.
“La idea del Presidente era reeditar las anteriores concepciones del
radicalismo en materia económica, que hacían eje sobre las nociones de crecimiento
y distribución” (Madoery: 64). Alfonsín nombra a Bernardo Grinspun en la
cartera económica, un economista con un arraigo al Partido Radical. Los
objetivos que se planteaba el Gobierno eran: eliminar la inflación, incentivar
la capacidad productiva del país, promover la plena ocupación, redistribuir el
ingreso. La idea principal de Alfonsín era: “sobretodo
en esta primera etapa controlar y reducir el gasto público” (Madoery: 64).
Hacia 1983 la deuda
externa que en diciembre de 1981 sumaba 35.671 millones de dólares, ascendía a 43.634 millones de dólares.
Cuando Alfonsín asume
la presidencia, -como testimonia Alejandro Olmos Gaona (h)-el Ministro de
Economía Grinspun inicia una auditoria de la deuda privada manda a peritos del Banco Central a
investigar la misma; los cuales en el primer año y medio de trabajo determinan que el 90% de la estatización de la
deuda privada no respondía a operaciones normales. Dichas operaciones fueron
armadas a favor de los grandes grupos económicos (Macri, Perez Compac, Papel
Prensa) y transferidas al Estado y pagadas por toda la sociedad. Sin embargo,
al igual que la Comisión creada en el Senado la misma no prosperó y como hemos
descripto más arriba durante ése Gobierno se estatizó definitivamente.
Los Organismos
Internaciones iniciaron rápidamente conversaciones con el Gobierno Democrático,
ya que tanto en los Estados Unidos como en el FMI “existía buena disposición hacia el retorno a la Argentina de la
Democracia” (Muro de Nadal, 1997: 295). Con este “visto bueno”, se iniciaron las conversaciones para tratar los
plazos de pagos e intereses.
Las políticas del
Ministro Grinspun seguían una lógica redistributiva, incrementó el número de
empleados en el sector público y recompuso el poder adquisitivo. El aumento
público no se condecía con los intereses de los sectores empresariales, que
claramente no estaban dispuestos a pagar altos impuestos para financiar dicha
política económica. Por lo tanto para evitar
las pérdidas que le significaba el aumento de los impuestos decidieron
una suba en los precios y desataron así un proceso inflacionario.
El Ministro trató de
negociar con los acreedores externos, sin ánimos de ceder a las exigencias del
FMI, pero finalmente tuvo que aceptar las mismas y aplicar una drástica reducción de los gastos del
Estado y de esta manera en el año 1984 firma
un acuerdo. Esta firma se hizo bajo la amenaza por parte del organismo internacional
de no conceder más préstamos sino se ejecutaban sus exigencias.
En materia económica, en
el año 1984 la inflación trepó al 1000 % anual, en el siguiente año el panorama
empeoró: creció el déficit fiscal.
La salida forzada de
Grinspun fue reemplazada por Sourrouille, quien
fue el encargado de poner en práctica una serie de ajustes estructurales
con el fin de lograr la estabilidad económica. Se sucedieron entonces el “Plan Austral”
(1985-1988): el gobierno se comprometía a dejar de emitir billetes y eliminar
el déficit del Estado. Éste fue el preámbulo que condicionó tanto a los gobiernos
de Alfonsín y luego de Menem a seguir con dicha política “solicitada” por el
FMI.
Con Sourrouille se
inaugura la adopción de medidas reclamadas de los Organismos Financieros
Internacionales coincidiendo con Madoery (67), se constituye un punto de
inflexión entre: la preocupación por el problema de la distribución a la
preocupación por el problema de la acumulación, una medida que hacia anclaje
para despegar hacia un proceso de industrialización, para que la Argentina se
conecte con el desarrollo mundial. La consolidación de la democracia se: “fue asociando, poco a poco, a la búsqueda
de una reinserción económica y diplomática de Argentina en el sistema
internacional que abandonara las políticas mercadointernistas y autonomistas,
cuyas bases internas se habían debilitado agudamente merced al proceso de
dictatorial” (Rapoport; Spiguel, 2005: 73, 74).
El “Plan Austral” tuvo
un inicio relativamente exitoso, pero no logró contener la situación inflacionaria ni: “los bajos niveles de salario e inversión, y las complicadas
posibilidades para el desarrollo económico en las que se combinaban las caídas
de los precios internacionales para las exportaciones agropecuarias, con el
peso de la deuda externa” (González Lebrero, 2003:147)
Frente a dicho panorama
hacia fines del año 1987 se consuma el diseño de reformas estructurales,
cediendo a las presiones de los acreedores externos; se puso en marcha la
apertura económica, que venía siendo reclamada por los Organismos
Internacionales; se hizo eco de dicho reclamo también el empresariado argentino
que demandaba la reducción del gasto público.
La derrota que sufrió
el radicalismo en el año 1987 en las elecciones legislativas daba cuenta que
había en el escenario nacional un descontento por parte del sector popular
frente a la aplicación de los ajustes
estructurales.
Podemos citar ya que durante el Gobierno de Alfonsín hubo
un intento privatizador que impulsó sin éxito el Ministro de Obras Públicas,
Rodolfo Terragno de las empresas públicas como Aerolíneas Argentina, Entel, los
Ferrocarriles, YPF, Fabricaciones Militares y Flota Mercante.
Con el fin de contener
el proceso inflacionario que el “Plan Austral” no había podido lograr en Agosto
de 1988 el Gobierno lanza el “Plan Primavera”, el mismo contó con el apoyo de
los principales beneficiados por la estatización de la deuda y de la Cámara de
Comercio, frente a las organizaciones ruralistas que manifestaron su rechazo.
Se trató de una concertación
de precios, se ejerció el control de las tarifas públicas, se unificó el tipo de cambio y así se logró reducir la
inflación, el déficit fiscal y reactivar parcialmente la economía.
En Septiembre de 1988
en una Asamblea en Berlín el FMI y el BM aprobaron un préstamo de 1252 millones
de dólares que (claramente) obligaba a la Argentina a concretar una serie de metas:
la aprobación del presupuesto de 1989 antes de fin de 1988, la reducción del déficit
fiscal al 2,4% en 1989, el aumento de la recaudación, y la rebaja de aranceles. Ante el incumplimiento
de las metas -para esta época el “Plan Primavera” presentaba claros síntomas de
debilitamiento- el BM anunció que suspendía
los desembolsos a la Argentina "por incumplimiento de condiciones".
Del total del préstamo “prometido” sólo se desembolsaron 150 millones de dólares para la política comercial y 104 millones de
dólares para energía eléctrica.
En el año 1989 el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos lanza un
programa de “ayuda” para los países que no pueden pagar la deuda. Como el
Gobierno de Alfonsín no había cumplido con las “recetas” estipuladas por los
organismos de créditos internacionales no pudo ingresar.
Dicho Plan en verdad se trató en verdad de un: “convenio de garantías para asegurar el pago
de la hipoteca de la deuda” (Rieznik, 1996: 3).
A finales del año 88 aumentó
la compra de dólares ya que la gente desconfiaba en el austral, el Gobierno no
contaba con la suficiente cantidad de dólares y el 6 de Febrero de 1989
Argentina entró nuevamente en un proceso de devaluación y la liberalización del
tipo de cambio (en enero cada dólar equivalía a 14 Australes). La inflación
acumulada que era del 10.000% se
transformó en hiperinflación que continuó hasta que Menem se asumió la
presidencia. La deuda externa había llegado a los 60.000 millones de dólares.
El panorama económico
era devastador, el deterioro de los salarios y el incremento de los precios fueron
creciendo a pasos agigantados y el ingreso per cápita sufrió una caída del 45%
aproximadamente.
La hiperinflación
desembocó en un estallido social, las elecciones de Mayo, en la cual triunfa el
Peronismo acentuaron la crisis. Alfonsín le propuso a Menem (que había ganado
con el 47%) una espacio de “cogobierno” pero Menem no aceptó.
En Capital Federal, Córdoba,
Rosario el Gran Buenos Aires, Tucumán, Mendoza, Salta y Rio Negro hubo saqueos.
En mayo por una ley de emergencia se estableció el Estado de Sitio .Con este
panorama de descontento social, Alfonsín entregaba anticipadamente la presidencia y el 8 de Julio asumían Carlos
S. Menem como Presidente de la República y Eduardo Duhalde la Vice Presidencia
y se inauguraba así un periodo de
continuidad constitucional.
Menem: obediencia sin
cuestionamientos
"...Desde el Estado nacional vamos a dar el
ejemplo a través de una cirugía mayor que va extirpar de raíz males que son
ancestrales e intolerables. Todo aquello que puedan hacer por sí solos los
particulares, no lo hará el Estado nacional..."
MENEM, CARLOS S., fragmento
del mensaje pronunciado ante la Asamblea Legislativa en La Nación, 9 de julio
de 1989
El
mismo año que asume Menem su primera Presidencia (1989), paradójicamente, o
causalmente nace el Consenso de Washington:
se denominó así a un conjunto de acuerdos convenidos por representantes de
organismos estadounidenses e internacionales, con la intervención del BM, FMI,
el Departamento del Tesoro y de Estado de Estados Unidos, de los Ministros de Finanzas
del G-7 (los siete países más industrializados) y los presidentes de los Bancos
de mayor alcance internacional.
Lo
que surgió de este “consenso” fue que se daría ayuda a los países que tuvieran
inconvenientes en el sector externo, pero a cambio estos países tenían que
aceptar las ideas de dicho plan.
¿Cuáles eran las medidas que los países “en problemas” tenían que
implementar?: Disciplina fiscal, disciplina presupuestaria, liberalización del
sistema financiero, mejoramiento del sistema impositivo, reformar el Estado desregulando
sus actividades, garantizar los derechos de propiedad; apertura a la entrada de
inversiones extranjeras directa, cambios en las prioridades del gasto público. Eran las ideas de la llamada economía “libre”.
El
primer Ministro de Economía de Menem fue Miguel Roig, su designación había
surgido de un acuerdo con el “holding” Bunge & Born, pero Roig falleció una
semana después de su asunción y entonces el propio Born puso como Ministro a
Néstor Rapanelli, un alto ejecutivo del grupo económico.
Vemos aquí como la designación de los Ministros de Economía de la gestión
Menem, surgen de acuerdos realizados con los grupos económicos argentinos; con
lo cual se condiciona el accionar en materia de políticas a implementar.
Para llevar adelante las políticas impuestas., Menem incumplió con la
promesa del “Salariazo” y la “Revolución Productiva” que proponía en sus discursos
electorales. Rapanelli inaugura su gestión con una serie de anuncios para el sector público que consistía en drásticas
reformas: acordó con 300 empresas congelar los precios por 90 días; y un
llamamiento a paritarias entre empresas y sindicatos.
El 18 de Julio, Menem manda al Congreso dos proyectos: el de la “Reforma
del Estado” y el de “Emergencia Económica”. El envío del proyecto de la
“Reforma del Estado” por un lado, marca el
cambio de rumbo del Peronismo respecto a lo que habían sido las
presidencias de Perón y además se le otorga al Poder Ejecutivo amplias
facultades para llevar adelante un plan de privatizaciones, con lo cual se
rompe con la lógica que siguieron los
legisladores peronistas cuando se opusieron a las privatizaciones que quiso
implantar el Radicalismo, un tiempo atrás.
La
Ley de Reforma del Estado (Nº: 23.696/89)
autorizaba la privatización de empresas de pertenencia total o parcial
del Estado Nacional; al Estado le
quedaban como funciones indelegables: la educación, salud, relaciones
exteriores, seguridad, preservación del medio ambiente y la promoción de la
ciencia y tecnología; esta Ley fue aprobada sin el apoyo de la banca opositora.
La Ley de Emergencia Económica (Nº 23.697/89) fue aprobada con algunas reformas
intervinientes del radicalismo.
Se
iniciaba así un camino hacia reformas estructurales que se apoyó en cuatro
ejes: la transformación del papel del Estado; la estabilización de la economía;
la reorganización del aparato institucional; las políticas de recursos humanos.
La política de privatización se enfocó en lograr la reducción del déficit fiscal. En
Agosto el Ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi anunció la venta de las
emisoras de radio y televisión del Estado, mientras se privatizaba Entel en
manos de Maria Julia Alsogaray. También se privatizaron los ramales
ferroviarios y se produjo la desregulación
de la actividad petrolera, en el mes de Septiembre. “Es así que durante los primeros años (1990-1992) se realizó el grueso
de las privatizaciones, generándose una sensible reducción del endeudamiento
debido a que se rescataron bonos de la deuda externa como parte de pago por las
empresas transferidas a través de los programas de capitalización”(Basualdo:
12).
Plan de convertibilidad:
Domingo Cavallo asumió
la cartera Económica en el mes de Febrero del año 1991, envió al Congreso un
proyecto de ley de Convertibilidad, que fue aprobado con la oposición de la
UCR, el Partido Intransigente, la Democracia Cristiana y claramente los
Partidos de Izquierda.
El Plan trajo por fin
la estabilidad económica y a la postre el retorno de los créditos y la economía
comenzó a reactivarse. Una de los mecanismos que introdujo dicha ley era que el
Banco Central tenía que contar con una reserva de divisas equivalentes a la
moneda en circulación, y se prohibió emitir moneda sin respaldo.
Se implantó un plan que
controlaba la evasión de pequeñas y medianas empresas, en cuanto a la economía
de los hogares de clases media se reactivó
y se hacía presente en los viajes al exterior, en la compra de
electrodomésticos en cuotas. Con este panorama de crecimiento económico y del
consumo comenzó el boom de las
tarjetas de crédito, etc.
En Enero de 1992 el peso
que equivalía a un dólar. Sin embrago, la otra cara de la euforia económica se
evidencia en la caída del salario real, ya que los mismos a partir del año 1990
comenzaron a declinar ininterrumpidamente, tanto en el ámbito del sector
estatal [5] como
en el ámbito privado[6] .
De la estabilidad
económica podemos evidenciar por un lado que en las elecciones de 1991 el
Partido Justicialista triunfó en la mayoría de los distritos.[7] Y por
otro lado, obtuvo el “visto bueno” de los Organismos Internacionales de
crédito, el mismo se logra luego de un extenso programa con el FMI entre los
años 1991-1992, “mediante el cual se
acordó la implementación de una serie de medidas estructurales: flexibilización
laboral, privatizaciones de empresas públicas y amplia apertura económica y
financiera” (Nota Técnica Nº 42 . Finanzas Públicas, 2011: 6 )” En este
contexto entonces la Argentina ingresa al Plan Brady “por medio del cual se canjeó la deuda pública en default por nuevos títulos”(Ibídem)
La década del noventa
se inauguró con importantes cambios estructurales. En 1990 Argentina se
encontraba en cesaciones de pagos esperando renegociar la deuda.
El anuncio público,
para la reestructuración de la deuda con los acreedores privados se hizo el 7 de abril de 1992 en el marco de
una reunión del Banco Interamericano de Desarrollo en República Dominicana , ¡ahora
sí! la Argentina podía ingresar al Plan Brady- este Plan lleva el
Nombre del Secretario del Tesoro Norteamericano, durante la gestión de Geroge W
Bush- que dio la posibilidad “de acceder
nuevamente al endeudamiento externo, especialmente mediante la colocación de
títulos y bonos” (Basualdo:23) ,con
lo cual se podría reducir la deuda externa. Claro que la entrada al “Plan” fue el
premio luego de un año de extensas conversaciones con la banca acreedora, como
consecuencia de que la Argentina estaba aplicando el nuevo plan económico que
se basó en: el paso de las empresas estatales a manos privadas generando así una
óptima situación financiera y
patrimonial.
El Plan Brady permitió al gobierno
Norteamericano retirar de las primeras filas a sus principales entidades
bancarias y de allí para adelante,
siguiendo a Basualdo ocuparon ese lugar los fondos de pensión y los fondos de inversión.
Como decíamos el anuncio del Plan se
concretó en abril, pero luego la Argentino tuvo que negociar con cada uno de
los 320 Bancos Acreedores cuya complacencia era necesaria para avanzar en el
Plan, y de la cual el gobierno argentino tuvo que hacer concesiones que no
estaban “expresadas ” en un principio: “el
aspecto más propagandizado del "Brady" de marras es que implicaba lo
contrario: una significativa "quita" sobre los montos adeudados,
descuento que favorecería al país y era la condición para encontrar una salida
al saldo del endeudamiento”.( Rieznik, 1996: 3)
Cabe
mencionar que el ingreso al Plan Brady fue una decisión unilateral del poder
Ejecutivo, el Congreso no fue consultado para realizar esta operación, como tampoco
se trataron en el mismo cada pedido de los
préstamos.
¿A
quién favorecía el Plan Brady? : ¿A los países deudores, ya que les permitía renegociar
su deuda? o ¿a los Bancos para asegurarse el cobro de la deuda?
Si
tenemos en cuenta el esquema que siguió esta negociación podemos aproximarnos a
la idea de que en realidad el Plan Brady fue una estrategia de los acreedores
internacionales para garantizarse el pago de la deuda por parte de los países
que habían contraído préstamos y que se encontraban en dificultad para
cancelarlos.
Por
ejemplo en relación a los pasivos nacionales en el exterior se tomaron aquellos que los acreedores consideraban como tal, si traemos a colación
lo que presentamos en los párrafos precedentes, de qué modo se contrajeron los créditos, podemos esbozar que se estaba
negociando sobre una deuda “ilegítima”. Negociar de este modo, era no tener en
cuenta la ilegalidad de la deuda y la posibilidad de someter a una evaluación
de la misma.
La “quita” que logró negociar el Ministro de
Economía Cavallo fue del 35% (México había negociado un 40%) sobre una parte de
la deuda (no sobre el total). Ya que la quita total sobre el monto de la deuda
se efectuaría si los deudores aceptaban continuar pagando a futuro un interés variable fijado por los acreedores.
Con lo cual, otra vez estamos en presencia de una proceso de renegociación
asimétrico con pautas impuestas por los acreedores, que pone en evidencia a qué
tipo de créditos a los cuales quedaban atados los países del tercer mundo.
Retomemos
la idea, si los acreedores concedían la quita sobre el monto original de sus
préstamos el país quedaba sometido en un futuro a pagar un interés que no se sabía
de cuánto iba a ser.
Si
analizamos el proceso de la “quita” podemos presentar la idea de que: la
renegociación de una “quita” no fue tal, puesto que se trató de una deuda
ilegal y de la cual, en gran parte no había registros.
Otra variante sobre la que se estructuró el
“Plan” fue la de deuda sin quita con tasas fijas. El gobierno argentino optó por
esta alternativa, a cambio de una tasa anual del 4 % [8]que se
mantendría durante el primer año y que luego se incrementaría hasta el 6 %
desde el séptimo año hasta la culminación del plazo de pago (que se extiendo
por 30 años).
El
último aspecto que presenta el Plan, tiene que ver con el pago de los intereses
adeudados. Para lo cual los acreedores solicitaban el pago en efectivo de 1000 millones de dólares , desde un comienzo;
frente a esta condición Cavallo sostuvo
que el reordenamiento de la deuda no se haría en efectivo ya que eso
significaría tocar las reservas y con lo cual afectaría el condicionamiento del Plan de Convertibilidad vigente. Sin embrago, los representantes argentinos
estarían dispuestos a ceder y a “tocar parte de las reservas” para demostrar
una prueba de compromiso.
Otra
vez estamos en presencia de un flagelo que es recurrente: ceder ante los
planteamientos de los acreedores financieros externos.
A
título de “buena voluntad” la Argentina estaba girando mensualmente a los Bancos[9] 60
millones de dólares, los cuales al momento de concretarse el “Plan” cesaría,
sin embargo esto tampoco fue así, y la Argentina no sólo siguió pagando sino
que las cuotas aumentaron a 70 millones de dólares.
En
total la Argentino desembolsó unos 1500 millones de dólares (700 millones en
concepto de intereses, y 800 correspondiente a los giros a los Bancos)
A
los pagos efectuados que entraron en el “Plan Brady” hay que sumarles los
restantes pasivos externos con el FMI, BM, Banco Interamericano de Desarrollo,
el Club de Paris, además de los pasivos internos. Pero no nos adentraremos en
esta explicación, ya que lo que tratamos de demostrar es que la Argentina negoción desfavorablemente
con la Banca Internacional y como se
gobernó al país de acuerdo a lo que se acordaba afuera.
Ya una vez concretada
la entrada al Plan, las reformas en curso comenzaron a “perfeccionarse”.
El Plan Brady implicó un alivio en los vencimientos de deuda de corto plazo, pero la emisión
de los nuevos bonos desencadenó en un
crecimiento de la deuda pública nacional y de esta forma explotó nuevamente el en
endeudamiento externo.
Dicho “Plan”pretendía
ser la solución sin embrago, coincidimos con Kulfas y Schorr que: “Lejos de ello, el Plan Brady representó el
inicio de una nueva etapa de endeudamiento, situación que comenzó a evidenciar
señales de agotamiento en el año 2000,agudizándose hacia fines del año 2001”
(Kulfas y Schorr, 2003: 15) , con lo
cual a cambio de la normalización de la situación de pago de la deuda pública la
Argentina inicia un “segundo ciclo de
endeudamiento”[10] .
“La necesidad de obtener divisas para sostener el sistema cambiario, el
constante déficit del sector público fueron las principales causas de esta
segunda fase de endeudamiento”. Nota Técnica nº 42. Finanzas Públicas,
2011: 7)
La Ecuación fue
“normalización” = (retorno al) endeudamiento.
Y al final…
… cuál es esa deuda social a la cuál aluciamos
al comienzo del trabajo?
Mientras un Gobierno
decide pagar la deuda externa (con las
características que mencionamos antes)
el Pueblo se hace cargo, no sólo de una deuda que es ilegítima, no sólo
de una deuda que es de las empresas privadas, sino de una deuda que se solicitó
en teoría para desarrollar el crecimiento de una nación, y en realidad nada de
ese dinero fue efectivamente para beneficio de sus habitantes.
Y como corolario de
esta situación se desvía dinero de las arcas del Estado para responder a los
Organismos Internacionales, mientras se ausentaban de las necesidades que el
pueblo les reclamaba.
Como consecuencia, se desmanteló
la estructura de servicios sociales, que deben ser brindados por el Estado; se
dejó de prestar atención a las instituciones educativas, a los Hospitales, etc…El
Estado Argentino se quedó sin el patrimonio de las empresas públicas, se quedó
sin trenes, sin empresas de servicios públicos; el fin de las privatizaciones
se hizo con miras a rescatar la deuda, ¿y qué quedó? Una nación vaciada. Una nación vaciada de fondos, una nación con un
fuerte índice de desocupados tras el cierre de empresas y tras la privatización
de empresas públicas (que además de brindar servicios, cumplía una función
social que es la inserción de empleados que se ven contenidos en esa esfera
laboral en el ámbito estatal).La privatización de las empresas dejó a libre
albedrio de las mismas la fijación de tarifas de los servicios, ya no había un
Estado que regulara los mismos.
Argentina se encontraba
con (sin); Aerolíneas Argentinas, Aguas Argentinas, los Ferrocarriles, el Gas
del Estado, la Empresa de telefonía, la
Televisión, en manos de empresas privadas. Todo esto era del Estado nacional y todo esto se
vendió.
La apertura a las
mercancías extranjeras generó un proceso de destrucción de las empresas
nacionales que muchas de ellas se vieron obligadas a cerrar sus puertas.
Sueños de
libertad, independencia y autonomía nacional parecieran ser un objetivo muy
lejano para un país que en su última dictadura militar ha padecido el
exterminio de más de 30 mil personas. El miedo conjugado con el vaciamiento dio
como resultado una herencia muy difícil de digerir, donde el intento de
desactivación social vino acompañado por un plan organizado de desmantelamiento
del aparato productivo. La elección fue
clara abrir las fronteras para que los productos importados se encarguen de
destruir a la industria nacional.
Con el retorno
de la democracia la política de la memoria estará enmarcada en la
constitucionalidad, que más tarde dará lugar a la creación del informe de la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) con motivo del juicio
efectuado a la Junta Militares en 1985.
El levantamiento
carapintada de Semana Santa encabezado por Aldo Rico (20 de abril 1987), la
insurrección en Monte Caseros (15 de enero 1988), el alzamiento encabezado por
Mohamed Alí Seineldín en Villa Martelli (4 de diciembre 1988) y el asalto al
cuartel de La Tablada por el Movimiento
“Todos por la Patria” (23 de enero 1989), dejaron en claro la fragilidad de la
democracia. A su vez, con las Leyes de Punto Final (24 Diciembre 1986) y de Obediencia
de Vida (4 Junio 1987), el poder militar apareció nuevamente diciendo presente.
Ante esta realidad, con el retorno a la Democracia se pudo evidenciar las
trabas para conseguir una reconstrucción integral. La falta de firmeza del
gobierno también se cristalizó en las
erráticas medidas adoptadas para manejar
el rumbo económico. Donde los distintos planes implementaron no pudieron frenar
la inflación, la corrida cambiaria, ni el descontento popular al ver
insatisfechas sus necesidades básicas.
Justamente, con este clima de caos económico y social
(vistos como una relación de retroalimentación constante) comenzó una etapa de
mayor diferenciación social producto del neoliberalismo implementado por el
presidente Carlos Menem. La Derecha, que en los años 90, no hizo otra cosa que
excluir aún más a la población, también les dio la venia a los militares. El
gobierno de Carlos Menem tendrá una política de olvido y perdón. La pacificación será la excusa argumentada
para indultar a los militares y a los “guerrilleros” presos. Privatizaciones,
desregulación, falta de castigo, no son más que algunos de los atributos del
gobierno menemista. La frivolidad y la ilusión de la convertibilidad sirvieron
para distraer a un pueblo que más tarde se dará cuenta del alto precio pagado por
tales políticas.
Como se puede
ver, las crisis económicas producidas tanto con Alfonsín como con Menem
desembocan en crisis de legitimidad política y social. Las medidas erráticas de
los `80 o los favores a los capitales transnacionales en la etapa de los `90,
marcan a las claras la necesidad de construir una política económica seria y pensada
a largo plazo. La industria de base como motor de la producción es el camino
que pereciera ser el mejor. Ya hemos
visto la crisis integral, ahora es necesario tener un verdadero plan para
reconstruir una nación con sólidos cimientos.
Bibliografía Citada:
croeconómica
-ALSOGARAY
A: “Experiencias de cincuenta años de política y economía Argentina”
-BASUALDO
, Eduardo: Documento de trabajo Nº 14 : trayectoria y naturaleza de la
deuda externa privada en la Argentina : la década del noventa,antes y después /
Eduardo Basualdo ; Cecilia Nahón; Hugo Nochteff - 1a ed. - Buenos Aires :
FLACSO - Fac. Latinoamericana de Ciencias Sociales, 2006
-MADOERY, O:
“Estado y grupos económicos 1983/1989” (Bibliografía recomendada por la
cátedra)
-MIGNONE, E:
“Derechos humanos y sociedad : la transición democrática” (Bibliografía
recomendada por la cátedra)
-MURO DE NADAL, M: “50 años de historia
económica Argentina 1946-1996. Mercedes Muro de Nadal : 1997 Sauce Grande S.A.
Editores
-NOTA TÉCNICA Nº 42. FINANZAS PÚBLICAS: Secretaría de Política EconómicaSubsecretaría de Programación
EconómicaDirección Nacional de Programación. Nota Técnica correspondiente al
Informe Económico N° 75 del Primer Trimestre de 2011. GUZMAN, Martín; TODESCA
Nicolás y MIRA Pablo. “Deuda Pública Argentina del desendeudamiento a la
Estabilidad”: 2011
-OLMOS, Alejandro: “Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda
externa y siempre se lo ocultaron . Quiénes y cómo la contrajeron” Biblioteca
del Pensamiento Nacional.Penña Lillo. Ediciones Continenta . 6ta edición 2006
-PIGNA,
F (Coordinador): Bulacio, J; Cao G; Dino M; Mora C : “”Historia de la
Argentina 1810-2000” Capítulo 2: La incorporación al mercado mundial .A-Z
editora S.A. 2007
-RAPOPORT,
M; SPIGUEL C: “Política exterior Argentina. Poder y conflictos internos
(1880-2001)” Claves para todos : 2005. Ed: Capital Intelectual
-RIEZNIK
Pablo : La deuda eterna: el "Plan Brady" o la pequeña historia de una
gran entrega, Historia, en Razón y Revolución nro. 2, primavera de 1996,
reedición electrónica.)
-
TOUSSAINT, E “Deuda externa en el tercer mundo: las finanzas contra
los pueblos”: 1998 Comité para la Anulación de la Deuda Externa del Tercer
Mundo-CADTM (Bruselas); Convergencia Socialista-Agrupación Política Nacional
(México) Nueva Sociedad.
Bibliografía Consultada:
-MILLET,D.
TOUSSAINT, E: “50 Preguntas Sobre Deuda Externa, Banco Mundial y FMI”
-CORREA,
Rafael: Correa Rafael: “Ecuador: de Banana Republic a la No
República”. Editorial
Debate; Bogotá. 2009
Consultas
en la Web:
[1] La "tablita" se
basaba en la fijación anticipada del tipo de cambio, con un cronograma de
devaluaciones decrecientes que debían converger con la tasa inflacionaria en un
período de ocho meses y que, al fracasar, disparó una fuerte fuga de divisas a
medida que el atraso cambiario se ampliaba.
[2] se
desempeño en esta función hasta el año 1981 en el mismo período dirigió una
oficina de estudio privada, representando en Buenos Aires representando los
intereses de los acreedores extranjeros. Con el ascenso de Alfonsín al poder:
el estudio de Kleim quedó como defensor de los intereses de los extranjeros
acreedores
[3] la
deuda de YPF en 1976 era de: 372 millones de dólares; en 1983 esta deuda se
elevaba a 6 mil millones de dólares, su deuda de multiplicó por 16 veces
[4] Durante e el proceso de
endeudamiento bajo la dictadura militar Machinea se desempeñaba como Gerente de
Finanzas Públicas del Banco Central
[5] El congelamiento era producto
de las restricciones presupuestarias
[6] La
misma reducción anual, era condición necesaria para pode competir
[7]
Excepto Córdoba, Capital Federal y Chubut que triunfó el Radicalismo
[8] En
los mercados internacionales, luego de la posguerra, sostiene Rieznik la tasa
anual no superaba el 1%
[9] Álvaro
Alsogaray en su libro “Experiencias de
cincuenta años de política y economía
Argentina ” narra que le acerca al Ministro Cavallo un proyecto para pagar
a modo simbólico una suma de 100 millones de dólares , para romper con el
estancamiento en que se encontraba el país trascribimos un párrafo “como asesor del presidente en materia de
deuda externa, había estado trabajando en un ambicioso proyecto de rescate de
la mayor parte de esta. El seños Bill Rhodes, coordinador de los bancos
acreedores para las negociaciones sobre el cobro de la deuda, me ofreció venir
a Buenos Aires a conversar sobre el sobre ese proyecto. Se basaba en rescatar
la mayor parte de la deuda con los bancos mediante la capitalización de ésta en
las operaciones de privatización de empresas del Estado anunciada por el
gobierno (…), convenimos hacer un pago simbólico de 100 millones de dólares (…)
Rhodes quedó en consultar “en principio con los bancos y llamarme cuando
estuviera en condiciones de empezar a
negociar. Así lo hizo a los pocos días por lo cual empecé avanzar yo en la
ejecución de ese programa.” Continua contando : “pero las ideas del Ministro
eran otras. Puso reparo en el pago simbólico de 100 millones de dólares por
única vez (más tarde se vería obligado 60 millones de dólares mensuales ) (…)”
(ALSOGARAY: 183)
[10] entre 1990 y 200 los pasivos del
sector público nacional se incrementaron desde 60.000 millones de dólares a
128.000 millones de dólares, un alza de 114 %, aunque la sobrevaluación cambiaria
ocultaba parte de la magnitud de la deuda)
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